martes, 30 de noviembre de 2010

Y comienzo..

Esta madrugada me dije: Por que no tener un espacio donde escribir y bueno, cree esto.
Capaz que nadie me lee y en si, esa no es la idea, yo necesitaba un lugar donde poder escribir lo que me venga en gana [Aunque no me vendría mal que alguien leyera y comentara, ¡por qué no!]


Hoy comencé con una nueva locura que se me metió en la cabeza y en si, es muy simple: Aposté conmigo misma el pasar 24 hrs sin escribir y/o decir una sola palabra altisonante, mejor conocidas como groserías.


¿Por qué tomé esta iniciativa?
Un buen día mi madre me comentó que me veía bastante mal diciendo tantas groserías, pero en ese momento no le hice caso total estaba viendo un partido de fútbol ¡Quién no las dice en esos momentos cuando algún jugador da gala de sus defectos!


Otro buen día, mi hermana se molestó por que dije una pequeña pero que suena mal [Ustedes disculpen, no la puedo escribir o pierdo mi apuesta] Y la hermana me reprendió, la menor me regañó, que duro golpe. Pero aún no caía en cuenta.


Y un día más, a ver fútbol, una semifinal de domingo. Mí equipo jugaba mal, pero de esos días que quieres meterte al campo y gritarle sus verdades a cada uno de los jugadores. Estaba acompañada y la compañía se volvió molestona contando las groserías que decía, el resultado: Al minuto 27 de juego, 68 palabrotas y las que se escaparon. Aún aguanté e hice oídos sordos.


Llegó el Lunes y como siempre a twittear, decidí leer lo que escribía, solo por curiosidad y ¡Oh por Dios! ¿Yo escribo tantas groserías? Eran muchas, en un tweet varias, en 5 tweets una barbaridad. No, eso no podía continuar por lo que tomé una decisión: No debo decir groserías.


La meta es un día, pero después trataré de incrementarla y que se vuelva una costumbre. No, no me gustó para nada ver cuanta cosa puedo decir al estar enojada. Tal vez una o dos no afectan, pero en mí caso era algo extremo. 


¿Lo lograré?

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